
Estilos de apego en adultos: comprendiendo por qué cuesta vincularse
Por Lidia Blanco Ponce
En muchas sesiones de terapia escuchamos frases como: “Me cuesta confiar en los demás”, “Siempre termino en relaciones que me hacen daño”, “Cuando alguien se acerca demasiado, me agobio”, “Tengo miedo de que me abandonen.”
Estas emociones y conductas no surgen de la nada. En muchos casos, están profundamente relacionadas con nuestro estilo de apego. Comprender cómo nos vinculamos emocionalmente es clave para mejorar las relaciones, sanar heridas del pasado y fortalecer la autoestima.
¿Qué es el apego?
El apego es el vínculo emocional profundo y duradero que desarrollamos con nuestras figuras significativas desde la infancia.
John Bowlby, psiquiatra y psicoanalista británico, fue uno de los primeros en describir cómo la calidad del apego temprano con nuestros cuidadores influye en el desarrollo emocional y en la manera en que nos relacionamos como adultos.
Posteriormente, Mary Ainsworth identificó distintos estilos de apego, formados según cómo nuestras necesidades emocionales fueron atendidas en la infancia. Aunque se originan en esa etapa, estos patrones pueden mantenerse —y también transformarse— a lo largo de la vida.
Los cuatro estilos de apego
1. Apego seguro
Las personas con apego seguro confían en los demás, se sienten cómodas con la intimidad y también saben estar solas. Pueden expresar sus emociones, pedir ayuda y construir relaciones estables y recíprocas.
Mensaje internalizado en el apego seguro: “Soy digno de amor y puedo confiar en los demás.”
2. Apego ansioso o ambivalente
Predomina el miedo al abandono. La persona busca señales constantes de aprobación, se siente insegura y tiende a la hiperactivación emocional.
Mensaje internalizado en el apego ansioso: “No sé si soy suficiente y temo que me dejen.”
3. Apego evitativo o distante
La persona evita el contacto emocional profundo, se muestra autosuficiente y le cuesta mostrar vulnerabilidad. La independencia funciona como defensa frente al rechazo.
Mensaje internalizado en el apego evitativo: “No puedo confiar en nadie; mejor me valgo por mí mismo.”
4. Apego desorganizado
Combina la búsqueda de cercanía con la evitación. Suele estar asociado a experiencias de trauma, negligencia o abuso en la infancia. Las relaciones se viven con intensidad, confusión y miedo.
Mensaje internalizado en el apego desorganizado: “Quiero amor, pero me asusta.”
¿Se puede cambiar el estilo de apego?
Sí. Aunque los estilos de apego se forman en etapas tempranas, no están determinados de forma definitiva.
El trabajo terapéutico, las relaciones sanas y la toma de conciencia permiten transformar nuestros patrones vinculares.
En terapia se trabaja en:
- Reconocer el propio estilo de apego y su impacto en las relaciones.
- Reestructurar creencias desadaptativas sobre uno mismo y los demás.
- Aprender a regular emociones en momentos de conflicto o cercanía.
- Construir vínculos seguros con el terapeuta y luego con otras personas significativas.
El objetivo no es tener “el estilo perfecto”, sino desarrollar vínculos más conscientes, seguros y funcionales.
Ejemplo en consulta: Andrea y su miedo al abandono
Andrea (nombre ficticio), 28 años, acude a terapia tras terminar una relación. Sentía gran ansiedad cuando su pareja no respondía con rapidez, buscaba aprobación constante y tenía un miedo intenso al abandono.
Durante el proceso terapéutico, Andrea reconoció un apego ansioso originado en la inestabilidad emocional de sus cuidadores. Con el tiempo aprendió a poner límites, a regular su ansiedad y a construir una relación más sana consigo misma.
Poco a poco, también comenzaron a mejorar sus vínculos afectivos.
El estilo de apego funciona como un mapa interno que guía, muchas veces sin darnos cuenta, la forma en que damos y recibimos afecto.
Comprenderlo es el primer paso para sanar y transformarlo. La terapia ofrece un espacio seguro para revisar esos mapas y empezar a construir vínculos más conscientes y reparadores.
Porque todos, sin excepción, tenemos derecho a sentirnos seguros en nuestras relaciones.
Lidia Blanco Ponce
Psicóloga
Referencias
- Bowlby, J. (1988). Una base segura. Paidós. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=50244
Sigue descubriendo más: https://centrotiban.es/mitos-y-realidades-de-la-terapia-psicologica/
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