La comunicación asertiva: Aprender a decir lo que sientes y necesitas
Por Angela Baena Méndez
La forma en la que nos comunicamos define nuestras relaciones interpersonales. Según Edmund J. Bourne (1995), hay cinco estilos comunicativos, que pueden ser tanto verbales como no verbales: el sumiso, el agresivo, el pasivo-agresivo, el manipulador y el que nos ocupa en este artículo, el asertivo.
Sea cual sea nuestro estilo de comunicación en el momento actual, podemos trabajarlo y orientarlo hacia el estilo asertivo, que es el que nos permite exponer nuestras opiniones, sentimientos y necesidades de forma directa, tranquila, honesta y respetando a nuestro interlocutor.
Marshall B. Rosenberg, en su modelo de Comunicación No Violenta (CNV), expone cómo conseguir esta forma de expresarnos y la importancia de la empatía como base del diálogo, escuchar activamente a los demás, validando sus emociones y necesidades.
Pasos de la comunicación no violenta en el modelo de Rosenberg:
Observar lo que está afectando nuestra sensación de bienestar, en el momento actual y dentro de un contexto específico, para articular nuestra observación sin realizar un juicio o una evaluación.
Expresar cómo nos sentimos. En este paso, la inteligencia emocional, conforme la define Goleman (1995), juega un papel crucial, ya que poder reconocer nuestras emociones nos permite expresarlas con claridad.
Reconocer las necesidades que están detrás de nuestros sentimientos.
Hacer peticiones claras y específicas, aquello que queremos del otro y que nos ayudaría a enriquecer la vida de ambos.
Por otro lado, Alberti y Emmons (2017) destacan que el lenguaje corporal, como el contacto visual y un tono de voz calmado, refuerzan el mensaje asertivo.
Incluso cuando tratamos con personas que no han desarrollado las habilidades emocionales o no están acostumbradas a la introspección, podemos utilizar estos pasos, manteniendo un lenguaje claro y respetuoso, aunque no se vean resultados inmediatos. Si la comunicación se vuelve irrespetuosa, es fundamental poner límites sin agresividad, como “Entiendo que estés enfadada, pero no puedo continuar hablando contigo si gritas”. Podemos continuar luego, si prefieres”.
Beneficios de una comunicación asertiva
Adoptar este estilo mejora nuestras relaciones, refuerza nuestra autoestima y nos permite resolver conflictos de forma efectiva. Además, fomenta un ambiente de confianza y colaboración en nuestras interacciones personales y profesionales.
Conclusión
La comunicación asertiva es una habilidad que puede aprenderse y desarrollarse con práctica. Aplicar sus principios nos permite construir relaciones más sanas y auténticas, convirtiendo nuestras palabras en puentes de conexión y entendimiento.
Angela Baena Mendez
Psicóloga
Referencias
Bourne, E.J. (1995). The Anxiety & Phobia Workbook. New Harbinger Publications.
Goleman, D. (1995). Emotional intelligence: Why it can matter more than IQ. Bantam Books.
Rosenberg, M. B. (2003). Comunicación no violenta: un lenguaje de vida. Gran Aldea Editores.
American Psychological Association. (2020). Publication Manual of the American Psychological Association (7ª ed.)
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